Escrito a los 18, recordado a los 24. (Segunda parte)

 ¿Los Días Pasan?

Una copa de vino quiero yo, de esas tan añejas que hacen que mis ojos brillen con afán, de esas que en una primavera, como muchas hay aquí todos los días, me envuelva en su manto y me haga pensar si de verdad quiero rondar acá. Un día desperté, vi los cuadros de mis paredes, y la envoltura de basura en el piso, como cruel prueba del destino, que aún seguía ahí mí pobre inspiración. ¿Me pregunto si siempre hay bulla? Pues no se escucha mi voz, por más que la alce. Da miedo ahora ser, pues los opresores vienen sin cesar, vienen de aquí y de halla, pero nunca de mí, que sentado en mi sillón juego con mis letras mi pasión, esa que me hace escribir y plasmar lo que un día como humanos........

Llegue tardé

Hoy te vi, eso me hizo feliz, fue un cruel pasaje y un hermoso preludio, el cual atesorare por todos mis días, hasta que tu recuerdo muera o hasta que nos volvamos a encontrar. Los ladridos de los que nos rodean, no me importan ¿Sabes que me importa? Solo tú, tu mirada tan indescriptible, tus labios tan sensibles, y tus manos tan suaves.

Sabes, quisiera poder estar contigo siempre, deshacerme de todo lo que nos ata, e irnos lejos, a dónde tú quieras, yo invito.

Mi amor te diría, si fueses mía. Con un rostro tenso escribo esto, ojalá fueses más lenta, yo sé que no llegue a tiempo, librarte de tus problemas quisiera.

Yo puedo ser tu estrella, esa que pudieses ver, cuándo en la noche tu soledad te acompañase. Yo estaría contigo, y con tu ángel, ese que sé que amaría tanto como te quiero a ti, con pasión pura y propia.

No lo haría por obligación, mucho menos por compromiso, lo haría por ti, por ti, por ti, por ti, mi estrellita, mi luna, mi sol, simplemente mi sol, simplemente mi luz, simplemente tú.

Me moría por tomarte de la mano, y en esos roses, hubo más pasión que en ningún otro lugar, que en ningún otro planeta. Poder verte a los ojos fue mi mayor privilegio de hoy, de todo. Ver tus perfectos labios solamente, oler tu esencia nuevamente, mi mayor franqueza.

Ahora lo que hago, es tomar mis manos y entrelazarlas, imaginando que una de ellas fuese tú mano, cruelmente quisiera volver y pasar más tiempo contigo, pero yo sé qué es imposible, yo sé que fue solo un delirio, el querer estar contigo, y no soltarte nunca. En los poemas que te hice, está mi corazón, y adentro estás tú.

Déjeme quererla, déjeme amarla, yo sé que puedo, yo sé que hoy no, ni mañana, pero se qué algún día sí, y la abrazare, cómo quién no quiere dejar a nadie, como quién ama sin ninguna condición, cómo quien la quiere en una noche estrellada, de esas que pasaremos muchas veces, yo lo sé, yo lo sé, pero en mis sueños, en los cuales despertaré y no recordaré.

Tú

Es difícil creer, que en mi mente estés tan presente, oscuramente al lado de mis fantasías, donde estoy contigo, donde tú estás conmigo. Tener tu imagen tan presente, en una tarde cómo cualquiera.

A veces tu recuerdo es tan pasivo, y otras veces tan intenso que me hace querer verte, es tan difícil, que tengo que esperar a dormir y soñarte, o esperar el lunes, dos opciones tan renuentes, tan ambiguas.

Cuando camino hacia cualquier lado, y giro hacia la primera calle que veo, surge en mí un sentimiento de esquizofrenia, de desespero, y pienso que la única razón de ese padecimiento, es el simple hecho de querer compartir contigo cada calle y avenida que ando.

Me despierto y me recuerdo, otro día es, pero vuelvo y pienso "¿Ella estará ahí?" Y yo mismo respondo "En mi mente sí, fría, oscura y pasiva" Su rostro es crepúsculo, sus ojos son fuego, tú eres ese mundo.

La rapidez de este mundo me sorprende, cómo vamos hacia adelante, el mismo universo no se detiene, al contrario, acelera a cada segundo que pasa.

Unas notas van, y otras vienen, se conjugan acordes para formar una sinfonia impresionante, y si estuvieses en mi mundo, en dónde yo estoy enamorado de ti, en dónde cada rayo de sol me enseña a poder amarte, en dónde mi corazón me guía a través de la brújula de tu amor, verías lo impresionante que es para mí el hecho de verte, el hecho de estar a tu lado, siquiera por unos instantes. Aunque tú lo olvides en un par de horas, yo lo recordare por mucho.