Cotidianidad

Un oso perezoso se levanta de la cama, con ganas de regresar a ella, con ganas de no ser nada, ¿Por qué tiene que ser algo? Entre tanto vínculo afectivo se cansa de ser él, ser otro, de ser varios. Se cansa de trepar árboles, de buscar comida, de cazar, de recolectar. Se cansa de ser. Sexo valiente en el aire, roces de relaciones amorosas lascivas, caminar sobre las nubes, entrar a la entrada maravillosa del ángel, abrazar tan fuerte que nos volvamos un "Nosotros", y que ya no haya diferencia entre si eres o soy. Porque quiero volar y dormir, en algodón de azúcar, con ríos de cerveza y música infinita. Cotidianidad maldita que engancha lo que necesita, humo de colores en el horizonte, amanecer y atardecer de hielo. 


La cotidianidad, abolla la vida, la convierte en rutina diaria, como si fuera una lista de pendientes, la cual revisamos, y si ocurre algo fuera de ella, es un evento paranormal, extraordinario, una experiencia cumbre, como si solo algunas veces fuera permitido disfrutar la vida, de los acontecimientos extraños que hacen que parezca más amena, más interesante, más llevadera. Pero ¿Es la rutina, el círculo vicio de hábitos que una y otra vez se repiten durante el día, lo que hace que la vida sea estable? Y sí es estable, ¿Para qué queremos que lo sea? Sería mejor matar la rutina, la simpleza y volvernos una explosión de acontecimientos que nos convierta en un ser viviente, que sienta que ha vivido miles de vidas, porque cada día pareciera que es un acontecimiento subjetivo mayor que alarga el tiempo, y por ende una sensación de vivir más. 


Cualquier situación se normaliza gracias a la cotidianidad, cuando esperamos que este evento se repita más de una vez en el día o una vez todos los días. Y que tan insignificante es la vida cuando no ocurre nada que la dote de sentido y que ataque directamente la cotidianidad. ¿Qué es lo contrario de cotidiano? podríamos decir que esporádico, ¿Qué tan esporádicas son nuestras visitas al médico? ¿Qué tan esporádicas son nuestras manifestaciones de amor? ¿Qué tan esporádicamente escuchamos al inconsciente? Es cotidiano no hablar del amor hoy en día, es cotidiano ser cotidiano, porque tal vez es nuestro refugio a la existencia, tememos tanto el vivir que la cotidianidad marca una existencia propia de quienes no esperan más que lo rutinario. 


La cotidianidad no la marca el sujeto, sino todos los sucesos anteriores a él, la construcción de la sociedad y como está armada para formar un bucle infinito beneficioso para un sector. La cotidianidad no es solo una temporalidad en la existencia, la cotidianidad refleja las manifestaciones más superficiales y poco pensadas, pero que han sido construidas muy inteligentemente para manipular a los individuos y sus deseos. 


Hace más de diez años a mis maestros de instituto les plantee lo siguiente “Estoy aburrido, todos los días son iguales”, a lo que mi maestra de lenguaje respondió “Tal vez hacemos las mismas cosas todos los días, pero no todos los días son iguales”, sin saberlo ambos estábamos jugando, y el juego se llamaba “Ontología”. ¿Qué razón podría tener mi yo adolescente, todos los días son iguales? Nuestra rutina de trabajo, empleo o labor social es la misma todos los días, dígase barrer, trapear, abrir el cuaderno de matemáticas, buscar facturas, ingresar facturas. En esencia estas actividades monótonas no dotan de sentido a su ejercitador, se vuelven un círculo que hacen parte de un hábito, que de tanto hacer desaparece de nuestra percepción, y existe nada más cuando reflexionamos en el aquí y ahora. 


Pero entonces, “Tal vez hacemos las misma cosas todos los días, pero no todos los días son iguales”, nos da la pauta para fijarnos en aquellos detalles que no son repetibles, como una puesta de sol, que no siempre va a ser la misma, los diferentes sonidos que escapan de su origen y nos envuelven sin que nos demos cuenta, nuestra manera de caminar que no es siempre la misma, ya que cada paso es diferente, y no pisamos los mismos lugares del suelo todos los días. El ver a los ojos a nuestros seres amados y darnos cuenta que no son los mismos de ayer, porque existe un cambio continuo que los convierte en seres diferentes. Entonces si existe una manera distinta de interpretar la realidad, aunque parezca la misma todos los días, podemos llenar de sentido cada actividad rutinaria como un espacio en el que dejamos de existir, porque puede que el existir duela, y sea mejor engañarnos y pensar de que la realidad es más profunda de lo que parece, o refugiarnos en la cotidianidad y llenarla de significado, aunque la cotidianidad no es un medio ni un fin, sino la existencia misma repetida continuamente.



 

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